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jueves, 16 de julio de 2020

MITOS Y LEYENDAS DE MI PUEBLO



EL ENTIERRO
Saga Mitos y Leyendas de mi pueblo
Los entierros y las guacas eran tesoros que dejaron ocultos personas fallecidas, algunos dejaron un custodio que bien podía ser un animal o un espíritu; y aquella persona que lograra "vencer" al custodio podría llevarse el tesoro.
Cuentan que muchos que transitaron por la vía entre Plaza Pelá al El Guamo, que en las horas de la noche podría ver debajo del palo de mango que quedaba después de la ye; una lucecita.Se rumoreaba que allí había un entierro.
En cierta ocasión alguien intentó sacarlo y se dió de cara con un enorme toro negro que lo corretió un buen rato.
Esta información llegó a oídos de cierta persona quien conocía a un experto saca entierros que vivía cerca y quien tenía fama de haber enfrentado al mismísimo perro negro y se vanagloriaba de haberle vencido; así que le contacto y decidieron sacar ese tesoro del que se comentaba que se trataba de un gran cofre repleto de monedas de oro y plata acumuladas por un viejo avaro que habitó por esos lados y del cual se rumoró que había llegado hasta allí huyendo por haber robado a alguien. Adquirió mucha tierra, raras veces se le vió por el pueblo, y el único amigo que se le conoció fue un viejo indio al que todos le tenían recelo porque decían era un brujo que adoptaba diferentes formas animales.
Esperaron la hora adecuada, el experto le advirtió a su acompañante que debía guardar absoluto silencio y permanecer alejado o de lo contrario fracasarian.
A las diez de la noche salieron de Plaza Pelá de a pie hacia El Guamo, el saca entierros iba equipado con las herramientas necesarias para tales menesteres.
Al llegar a la ye que forma el camino doblaron a la derecha y al doblar la curva alcanzaron a ver el frondoso palo de mango y al pie del mismo una tenue luz; la noche estaba muy oscura, la luna se ocultaba tras unos nubarrones.
Al llegar a determinada distancia se detuvieron, el saca entierros hurgó en su mochila y extrajo unas velas, las incendió con un fósforo formando una figura en el duelo al tiempo que rezaba algo a baja voz y arrojaba un polvo sobre la llama de las velas, se propagó un olor a incienso.
La luz azulosa que permanecía impavida de pronto se incrementó y de la nada apareció una persona sentada sobre un enorme cobre.
El saca entierros preguntó en voz alta "eres de esta o de la otra", el espectro le contestó con una voz de ultratumba, "sabes de donde vengo, no se porque preguntas tontería, que es lo que quieres?" el experto Lucía muy sereno "quiero liberarte para que puedas descansar en paz"; aquella aparición pareció molestarse, "me crees imbécil? ambos sabemos a qué vienes", el acompañante del brujo temblaba del miedo y de no ser porque las piernas no le respondían hubiese salido corriendo de allí.
"Ese tesoro ya no te pertenece, sólo te ata a este mundo, debes entregarlo, prometo pagar una misa por tu descanso eterno" propuso el experto. Aquel espectro soltó una espeluznante carcajada, "eres muy ingenuo si piensas que obtendrás mis ahorros tan fácilmente, sólo si vences a mi amigo será tuyo, si logras sacarle tres mantazos y darle una pencada en las nalgas al finalizar", "acepto" respondió el saca entierros, sin vacilar.
Sin decir más apareció un enorme astado negro como la misma noche, sus ojos eran como brasas y por sus narices emanaba humo.
El experto sacó de la mochila un trapo rojo y sin salirse de la figura formada por las velas invitó al toro con el trapo rojo; aquel animal escarbó y embistió ferozmente; el experto logró esquivarlo sin mover los pies. sólo inclinando el cuerpo... primer mantazo; el toro giro de inmediato y atacó nuevamente, por poco logra herir a su oponente quien le sacó el segundo mantazo; pero no pudo evitar la patada lanzada por el endemoniado astado con sus patas traseras, lo golpeó en el pecho, casi pierde el equilibrio. aguantó a pesar del agudo dolor en el pecho; aquel toro atacó dispuesto a acabar con su oponente quien sabía que era un duelo a muerte. Al tercer capotazo sintió el quemón del cacho en la costilla, se salvó gracias a su agilidad y al pasar el toro golpeó su anca con la mano abierta; aquel animal se volvió humo y desapareció... lo había vencido.
El espectro se levantó del cofre y dijo "es todo tuyo, haz con él lo que te de la gana, no olvides pagar la misa o iré por ti", sin esperar respuesta desapareció.
El tesoro era de ellos, el experto abrió el cofre y estaba repleto de brillantes monedas.
El acompañante corrió e introdujo las manos en el cofre y tirando las monedas al aire grito: "somos ricos nojodaaa", el experto intentó evitarlo pero fue muy tarde... el tesoro se esfumó con un fuerte estrépito.
Al sacar un entierro no se pueden decir malas palabras ni demostrar ambición, por eso se quedaron sin nada.
El experto nunca pudo recuperarse del golpe y la cornada y falleció un mes después, la gente comentó que se lo había llevado el entierro.
Por: Marto López

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