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jueves, 7 de mayo de 2020

MITOS Y LEYENDAS DE MI TIERRA

LA LLORONA
Saga Mitos y Leyendas de mi Pueblo.

El mito de la llorona es el más extendido en Latinoamérica, desde México a la Patagonia existen diversidad de leyendas de este tipo, con el factor común. de una bella mujer que deambula buscando a sus hijos.
Sus orígenes se remontan a la época de la conquista y muchos la relacionan con el mestizaje y la irresponsabilidad de una mujer para con sus hijos y el castigo divino a deambular eternamente en busca de ellos.
Hay versiones dramáticas que hablan de que una mujer muy bella que en un ataque de celos por la desatención de su marido ahogó a sus hijos y luego se arrepintió, pero ya era demasiado tarde; podríamos enumerar varias versiones, cada lugar la adapta a su idiosincrasia manteniendo su trama.
En nuestro país igualmente existe una diversidad de versiones; lo que indica que está manifestación mítica hace presencia en todas partes.
Ocurrió hace muchos años, cuando aquel joven venía de un baile en la Plaza de la Cruz y primero pasó a dejar a su novia en su casa en la calle Real, luego se dirigió a la suya en el barrio San Carlos; al pasar por la calle Pekín sentada en un corredor encontró a una bellísima mujer quien lloraba desconsoladamente, se detuvo algo confundido y sorprendido ante la belleza de aquella joven mujer la cual Lucía un vestido algo desaliñado y sus finos pies descalzos.
"Que le pasa señora, porque llora de esa manera", preguntó el joven tratando de consolarla; ella no le contestaba, sus manos cubrían su rostro empapado por sus lágrimas, mientras su cuerpo se estremecía presa del llanto. "por favor cálmese, dígame en qué puedo ayudarla" insistió el simpático joven quien se sintió bastante atraído por la bella llorona.
Se sentó a su lado y tocó una de sus manos, estaba helada, ella se calmó un poco y retiro las manos de su lloroso rostro; él entonces pudo verle la cara al reflejo de aquella esplendorosa luna llena.
Quedó boquiabierto ante aquella carita angelical de oscuros y húmedos ojos, nariz bien perfilada y carnudos labios rosados; el largo cabello algo ensortijado le llegaba a la cintura.
"Mis hijos... no los encuentro", dijo con aquella voz ronca de tanto llorar.
"Yo, puedo ayudarle a buscarlos" se ofreció solicito el joven.
Ella le indicó que habían salido a bañarse al pozo de "El Loco" y no habían regresado aún; "ya es un poco tarde pero vamos por ellos" propuso aquel muchacho.
Subieron por la calle Pekín y doblaron por la Sucre y siguieron por el callejón de La Ceibita; la mujer seguía llorando dejamente y el muchacho la seguía embelezado por su sensual belleza
que dejaba entrever un cuerpo perfecto medio cubierto por su lullido vestido.
Siguieron por un sendero amontado hasta llegar al pozo; la luna se reflejaba caprichosa en la quietud del agua.
Se detuvieron en la orilla y el jovencito entonces giro para decirle a su bella acompañante que allí no estaban sus hijos, pero el terror impidió pronunciar palabra alguna; aquella despampanante mujer se había convertido en un cadáver putrefacto al cual sus podridas carnes se le caían por pedazos, la llorona abrió su desdentada boca para decir "tu no eres mi hijo".
Fue lo último que vio aquel muchacho; quien fue encontrado al día siguiente por unos pelaos que iban por unos barriles de agua.
La historia de la llorona nunca jamás se supo, porque aquel joven no fue capaz de recobrar su razón y terminó sus días vegetando sin poder hablar.
Por: Marto López
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