Vistas de página en total

jueves, 16 de julio de 2020

MITOS Y LEYENDAS DE MI PUEBLO



LA VISITA DEL PATRON
Saga Mitos y Leyendas de mi pueblo
La historia que les voy a contar es real y sucedió hace ya muchos años; es un testimonio de lo que puede hacer la fé y las diferentes maneras como suele manifestarse Dios a través de los santos.
Mi papá quien era negociante de ganado para esa época había comprado un lote de ganado en el cual había invertido todo su capital; llevo el ganado hasta la finca y las soltó en uno de los potreros, se trataba de diez novillas, cinco vacas paridas y un torete.
Resulta que esa noche el ganado fué hurtado, los avigeos hicieron un portillo en la cerca y por allí extrajeron las reses; al día siguiente al darse cuenta avisó a vecinos e iniciaron una búsqueda en toda la región sin hallar pista alguna.
Aquella tarde ya oscureciendo regresó mi papá, se notaba cansado tras tres días de incansable búsqueda, llegó cubierto de polvo y sudor al igual que su caballo... aún no hallaban ni una pista del ganado, era como si se lo hubiese tragado la tierra.
Papá era un tipo muy religioso y esa noche nos reunió y oramos y pedimos Dios que apareciera el ganado, lo cual sería un milagro a esas alturas.
Mi padre era devoto del Patrón Santiago y esa noche le prendió una vela y rezó arrodillado en un rincón. Aquella pérdida significaba la ruina para la familia.
A media noche mi papá escuchó ruidos fuera de la casa, le llamó la atención que los perros no ladracen y pensó que era el burro que había entrado al patio y entreabrió la ventana para cerciorarse y lo que vio le dejó boquiabierto.
Vio un jinete elegantemente vestido de blanco sobre un soberbio caballo blanco con aperos plateados que resplandecian a la luz de la luna; el jinete dió una vuelta por el patio y salió; el tintinar de los resplandecientes aperos se incrementó con el trotar de aquel majestuoso corcel.
Al día siguiente encontramos el lote de ganado encerrado en el corral. No encontramos huellas de caballo en el patio.
Aquel extraordinario evento fué un milagro, producto de la fe de un fiel creyente.
por: Marto López
Ver mapa más grande

MITOS Y LEYENDAS DE MI PUEBLO



EL ENTIERRO
Saga Mitos y Leyendas de mi pueblo
Los entierros y las guacas eran tesoros que dejaron ocultos personas fallecidas, algunos dejaron un custodio que bien podía ser un animal o un espíritu; y aquella persona que lograra "vencer" al custodio podría llevarse el tesoro.
Cuentan que muchos que transitaron por la vía entre Plaza Pelá al El Guamo, que en las horas de la noche podría ver debajo del palo de mango que quedaba después de la ye; una lucecita.Se rumoreaba que allí había un entierro.
En cierta ocasión alguien intentó sacarlo y se dió de cara con un enorme toro negro que lo corretió un buen rato.
Esta información llegó a oídos de cierta persona quien conocía a un experto saca entierros que vivía cerca y quien tenía fama de haber enfrentado al mismísimo perro negro y se vanagloriaba de haberle vencido; así que le contacto y decidieron sacar ese tesoro del que se comentaba que se trataba de un gran cofre repleto de monedas de oro y plata acumuladas por un viejo avaro que habitó por esos lados y del cual se rumoró que había llegado hasta allí huyendo por haber robado a alguien. Adquirió mucha tierra, raras veces se le vió por el pueblo, y el único amigo que se le conoció fue un viejo indio al que todos le tenían recelo porque decían era un brujo que adoptaba diferentes formas animales.
Esperaron la hora adecuada, el experto le advirtió a su acompañante que debía guardar absoluto silencio y permanecer alejado o de lo contrario fracasarian.
A las diez de la noche salieron de Plaza Pelá de a pie hacia El Guamo, el saca entierros iba equipado con las herramientas necesarias para tales menesteres.
Al llegar a la ye que forma el camino doblaron a la derecha y al doblar la curva alcanzaron a ver el frondoso palo de mango y al pie del mismo una tenue luz; la noche estaba muy oscura, la luna se ocultaba tras unos nubarrones.
Al llegar a determinada distancia se detuvieron, el saca entierros hurgó en su mochila y extrajo unas velas, las incendió con un fósforo formando una figura en el duelo al tiempo que rezaba algo a baja voz y arrojaba un polvo sobre la llama de las velas, se propagó un olor a incienso.
La luz azulosa que permanecía impavida de pronto se incrementó y de la nada apareció una persona sentada sobre un enorme cobre.
El saca entierros preguntó en voz alta "eres de esta o de la otra", el espectro le contestó con una voz de ultratumba, "sabes de donde vengo, no se porque preguntas tontería, que es lo que quieres?" el experto Lucía muy sereno "quiero liberarte para que puedas descansar en paz"; aquella aparición pareció molestarse, "me crees imbécil? ambos sabemos a qué vienes", el acompañante del brujo temblaba del miedo y de no ser porque las piernas no le respondían hubiese salido corriendo de allí.
"Ese tesoro ya no te pertenece, sólo te ata a este mundo, debes entregarlo, prometo pagar una misa por tu descanso eterno" propuso el experto. Aquel espectro soltó una espeluznante carcajada, "eres muy ingenuo si piensas que obtendrás mis ahorros tan fácilmente, sólo si vences a mi amigo será tuyo, si logras sacarle tres mantazos y darle una pencada en las nalgas al finalizar", "acepto" respondió el saca entierros, sin vacilar.
Sin decir más apareció un enorme astado negro como la misma noche, sus ojos eran como brasas y por sus narices emanaba humo.
El experto sacó de la mochila un trapo rojo y sin salirse de la figura formada por las velas invitó al toro con el trapo rojo; aquel animal escarbó y embistió ferozmente; el experto logró esquivarlo sin mover los pies. sólo inclinando el cuerpo... primer mantazo; el toro giro de inmediato y atacó nuevamente, por poco logra herir a su oponente quien le sacó el segundo mantazo; pero no pudo evitar la patada lanzada por el endemoniado astado con sus patas traseras, lo golpeó en el pecho, casi pierde el equilibrio. aguantó a pesar del agudo dolor en el pecho; aquel toro atacó dispuesto a acabar con su oponente quien sabía que era un duelo a muerte. Al tercer capotazo sintió el quemón del cacho en la costilla, se salvó gracias a su agilidad y al pasar el toro golpeó su anca con la mano abierta; aquel animal se volvió humo y desapareció... lo había vencido.
El espectro se levantó del cofre y dijo "es todo tuyo, haz con él lo que te de la gana, no olvides pagar la misa o iré por ti", sin esperar respuesta desapareció.
El tesoro era de ellos, el experto abrió el cofre y estaba repleto de brillantes monedas.
El acompañante corrió e introdujo las manos en el cofre y tirando las monedas al aire grito: "somos ricos nojodaaa", el experto intentó evitarlo pero fue muy tarde... el tesoro se esfumó con un fuerte estrépito.
Al sacar un entierro no se pueden decir malas palabras ni demostrar ambición, por eso se quedaron sin nada.
El experto nunca pudo recuperarse del golpe y la cornada y falleció un mes después, la gente comentó que se lo había llevado el entierro.
Por: Marto López

Ver mapa más grande

MITOS Y LEYENDAS DE MI PUEBLO



NOCHE DE BRUJAS
Saga Mitos y Leyendas de mi Pueblo.
Era una noche fria y oscura, una menuda garua golpeaba el rostro de José Cristino quien maldijo entre dientes haberse comprometido con el patrón a conseguirle aquellos conejos para el día siguiente, pero necesitaba aquel dinero pues ya venía en camino su quinto hijo y había que comprar los alistes. Menos mal y abundaba la caza y él era considerado como el mejor cazador de la comarca.
El haz lumínico procedente de la lámpara ajustada en la frente de José Cristino cortaba la penumbra escrutando el horizonte en busca del brillo de los ojos de los conejos.
Aquella noche la suerte no parecía acompañar al cazador pues a pesar de estar en una zona donde abundaban los conejos no había encontrado al primero.
La luz del foco iluminó unos ojos brillantes... falsa alarma, era una zorra patona, sintió que la cabeza se le ponia grande; aquello no era buena señal.
La llovizna arreciaba un poco y empezaba a ventiscar, "debí hacerle caso a esa vieja bruja hp," recordaba lo que le había dicho la vieja Genoveva su vecina quien era la curandera de la vereda. También su mujer le había rogado que no saliera esa noche, pero la necesidad como dicen - tiene cara e perro - por eso lo hizo.
Se había alejado más de lo acostumbrado y sólo búhos encontraba pordoquier, "nojoda yo voy es pa la casa" decidió por fin.
Emprendió el viaje de regreso con su mochila terciá y su escopeta al hombro; cansado, abatido por no alcanzar su objetivo. encendió su tercer tabaco de la noche lanzando un escupitajo.
A pocos metros, al borde del tupido bosque la luz de la lámpara enfocó la coneja más grande que jamás habia visto; presuroso le apuntó con su vieja escopeta y amartilló; el humo de la pólvora lo cegó por un instante y al disiparse se sorprendió al ver comiendo a la coneja como si nada; no solía fallar "debí recargar mal ese cartucho" pensó y avanzó un par de pasos y recargó con otro cartucho la escopeta y disparó, volvió a fallar "bueno y que me pasa esta noche nojoda, estoy jodio" se lamentó. Avanzó más hacia la coneja que parecía ignorarlo y seguía comiéndo como si nada en el mundo. recargó está vez con un cartucho original, apuntó y disparó... increíble pero la coneja seguía allí comiendo tranquilamente.
"choz, esa vaina es una bruja" pensó José Cristino al tiempo que un enorme pájaro pasaba volando sobre su cabeza y su canto era una risotada burlona y luego otra y otra. Se le puso la piel de gallina, sintió miedo por primera vez en su vida y salió corriendo pero tropezó con una enorme puerca y rodó por el suelo, aquella puerca reía burlandose de él.
Se levantó y salió corriendo como loco, el bosque parecía girar en torno suyo... estaba perdido.
Corría, sin importarle que la zarza lacetara su cuerpo y rostro, rasgando su vestido; tropezando, caía y se levantaba y siguió corriendo hasta caer extenuado... ya no supo más.
La mañana siguiente al no regresar se temió lo peor y se organizó un grupo de vecinos para buscarlo. Antes de salir la vieja Genoveva les aconsejó que miraran hacia arriba; no entendieron que quiso decir, pero lo comprendieron cuando encontraron a José Cristino subido en una bonga altísima, nadie se explicaba como había llegado hasta allá, pues subirse era imposible. Bajarlo tampoco fue fácil y más en las condiciones en que se encontraba.
Dicen que aquella noche había aquelarre, era noche de brujas, aunque solo eran chismes de la gente, lo que si es cierto es que José Cristino no volvió a salir de caza y cuando le hablaban de Brujas decía: "de que las hay las hay"
Por: Marto López
Ver mapa más grande

MITOS Y LEYENDAS DE MI PUEBLO



EL PENITENTE
Saga Mitos y Leyendas de mi Pueblo.
Es una historia verídica, sucedió hace un largo tiempo, cuando aún los alrededores donde está el pozo Pelinkú eran montes prácticamente vírgenes.
Un alma en penitencia es aquella que no ha podido entrar al cielo por que aún debe pagar algo en la tierra pero que no es tan mala para ser enviada al infierno; o sea, aún tiene una oportunidad de reivindicarse. Pero ocurre que algunas de estas almas al no poder cumplir su penitencia por cualquier motivo, terminan frustradas y se vuelven agresivas.
Dos señoras, cuyos nombres prefiero no mencionar, una tarde salieron hacia los lados del Pelinkú a recoger hojas de bija para teñir las esteras que elaboraban.
Aquella tarde veranera el sol brillaba imponente en el firmamento; las dos señoras conocedoras del terreno se adentraron por las trochas y fueron directas donde abundaba el bejuco de bija y recolectaron una buena cantidad, de pronto se formó un remolino y se llevó las hojas que habían juntado. Ellas se quedaron perplejas, no sabían que pensar ante lo sucedido, de pronto escucharon un ruido como si se acercara una manada de ñeques o guartinajas, lo que fuese venía llevandose por delante al monte.
Una de las señoras salió corriendo fuera del callo de monte y la otra decidió esperar a ver de qué se trataba; pronto se arrepintió porque lo que apareció fue un enorme esqueleto con fragmentos de ropa que medio lo cubrían.
Aquella señora corrió más rápido que una liebre y alcanzó a su compañera y de inmediato se desmayó. Duro tres días sin poder hablar.
Aunque siguieron dedicadas a las labores artesanales haciendo escobas, esteras y abanicos jamás volvieron a salir a recoger hojas de bija por miedo a volverse a encontrar al penitente.
Por: Marto López
Ver mapa más grande

MITOS Y LEYENDAS DE MI PUEBLO


EL PERRO NEGRO

No se exactamente que hora sería, debía ser cercano al filo de la media noche cuando desperté sobresaltado, dando un salto que casi me saca de la lullida y parcheada hamaca en la cual dormía; instintivamente miré hacia el camastro donde dormían mis padres; fuera, en el patio "Arandú" y "Solim" las mascotas de la casa aullaban lastimeramente de manera inusual así como todos los perros de la comarca. Aferrado con ambas manos al borde de mi hamaca, miré a mis padres quienes intercambiaron una inteligente mirada y mi mamá se llevó un dedo a los labios indicando que guardara silencio; se levantó intentando no hacer ruido e incendio con un fósforo la lámpara de tubo la cual colocó en un rincón sobre el piso alisao; a punta de pie se acercó donde mi y acariciando mis cabellos me dijo en voz baja "duerme", esto me tranquilizó un poco pero los perros seguían aullando, entonando un coro inquietante, que erizó mi piel.
Volví asomarme para mirar a mis padres, tenía miedo, pero mi orgullo era más fuerte, permanecían despiertos, aunque fingian dormir para tranquilizarme pero esa aptitud me intranquilizó aún más.
Era una noche de luna llena y la luz de la luna se metía por las rendijas de las pencas con que estaban hechas las paredes de aquella humilde vivienda campesina, aún sin terminar de empañetar sus paredes con bahareque (mezcla de cieno con estiercol de burro o caballo); la luz de la lámpara de tubo proyectaba caprichosas figuras dentro del cuarto.
Presentía que algo no está bien, mis padres fingian dormir y ni siquiera se movían para evitar hacer ruido y los resortes del viejo camastro no chirriaran; de pronto los perros emitieron ladridos lastimeros como cuando algo los golpea y escaparon a toda velocidad, volví asomarme a mirar a mis padres quienes permanecian quietos casi sin respirar.
La lámpara repentinamente se apagó al acabarse su combustible; me quedé quieto, reinaba el silencio y sólo se escuchaba a lo lejos los aullidos de los perros de las fincas cercanas; repentinamente, afuera unos pasos sobre las hojas secas, un respirar agitado y un gruñir gutural se escuchaban; aquello, fuese lo que fuere daba vueltas alrededor de la vivienda con suma paciencia, como al acecho, buscando por donde entrar.
Mi corazón se quería salir del pecho, latía a mil. No se que me impulsó y baje de la hamaca y me acerqué a las rendijas de las pencas sin empañetar, y justo alli, bañado por la luz de la luna estaba aquella cosa enorme, negro como la noche, ojos rojos como brasas, fauses enormes y babeantes... Me estaban mirando!.
Una mano enorme cubrió mi boca ahogando mi grito de terror... era mi padre, me cargo suavemente hasta la cama al tiempo que me decía "es el perro negro, no hagas ruido y pronto se irá", me acurruque en el pecho de mi mamá intentando que el viejo camastro no crujiera.
Fue la noche más larga de mi vida, mi corazón seguía latiendo fuerte; luego reinó la calma, cesaron los aullidos y el cantar de los gallos anunciaron un nuevo día.
Al día siguiente llegaron las noticias que en una finca cercana el perro negro le había matado tres perros sacado les las azaduras.
"Arandú" y "Solim" aparecieron a los tres días aunque nunca fueron las mismas mascotas de antes, el miedo vivía en ellos; al igual que en mí por mucho tiempo.

Por: Marto López
Ver mapa más grande

miércoles, 15 de julio de 2020

EL ALGARROBO: ARBOL INSIGNIA DE LOS GALERANOS


Ver mapa más grande

EL ALGARROBO: ÁRBOL INSIGNIA DE LOS GALERANOS


Por: Marto López

Al llegar al Municipio de Galeras, en la sabana sucreña, lo primero que notamos son unos frondosos árboles que bordean la carretera; esos árboles de flores blancas y brillantes hojas, no es otro que el algarrobo (Fabaceae Hymenaea courbaril). La palabra algarrobo se deriva del árabe "al carub", que significa el árbol por antonomasia y es el nombre más común con que se conoce en diferentes lugares de América Latina. Algunos otros nombres con los que se le conoce en el mundo son: Jatobá, stinking toe, azucar huayo, jataí, copal, brazilian copal, courbaril, cayenne copal, demarara copal, gomme animee, pois confiture, guapinol, guapinole, loksi, South American locust.

El algarrobo es propio de las zonas tropicales, Crece entre 40 y 2300 msnm, con temperaturas medias de 12 a 28°C, y precipitaciones de 800 a 10000 mm anuales. Se desarrolla en suelos francos y francoarenosos, puede crecer en suelos ácidos muy pobres, soporta hasta cuatro meses de sequía; no debe confundirse, con los algarrobos de clima frío ni menos con el algarrobo del Mediterráneo; llega alcanzar una altura de hasta 40 metros de altura y hasta 150 centímetros de diámetro y 14 metros o más de copa; es sin duda un árbol de gran frondosidad y sitio preferido donde los campesinos galeranos suelen descansar y abrigarse del intenso sol veraniego tras duros jornales de desmonte de potreros o cuando pastorean los rebaños.

El himno de Galeras, autoría de un hijo ilustre de esta localidad, Salomón Simahan (q.e.p.d.); dice en una de sus estrofas “y humilde sombrea el algarrobo, saludando orgulloso al labriego…”, además está presente en el escudo de Galeras. Es muy elocuente el vínculo intrínseco del galerano con este hermoso árbol a través de la historia.

Cuentan algunos antropólogos que han estudiado como se dio la colonización de estas tierras; ellos describen un paisaje agreste, con lugares pantanosos, terrenos planos y pastizales ideales para pastar el ganado, y extensos bosques donde abunda el algarrobo.  Allí bajo su sombra solían guarecerse de la lluvia y de los rayos del sol los primeros transeúntes y establecieron los primeros campamentos para pernoctar en su paso hacia La Mojana. Con el tiempo construyeron casuchas, cuyo número fue aumentando; justo al lado de esos bosques de algarrobos surgió San Cosme; caserío que luego se trasladaría de lugar pero que sería el origen de Galeras.  Hay que anotar que el lugar exacto donde se surgió San Cosme es aún indeterminado, aunque existen muchas teorías al respecto.

Como podrán darse cuenta el algarrobo tiene fuertes vínculos con el pueblo galerano, por tal, y debido a cierta rivalidad territorial entre Sincé y Galeras; los primeros empezaron a identificarnos llamándonos despectivamente “algarroberos”, mientras nosotros los llamábamos “mazamorreros”, en relación al delicioso plato elaborado del maíz.  El galerano con el tiempo se apropió de aquel término despectivo y lo convirtió en parte de su esencia; hoy en día se siente orgullo cuando nos llaman “algarroberos”.

Con los años al crearse el Festival Folclórico de Gaitas y Cuadros Vivos se le agregó el apelativo de la Algarroba, como manifestación del orgullo del pueblo galerano hacia este árbol.  Los ganadores en las diferentes modalidades reciben un trofeo que consiste en una mano sosteniendo una algarroba.

El Festival Folclórico de la Algarroba y Cuadro Vivos, poco a poco fue ganando reconocimiento a nivel local, regional y nacional y hasta alcanzar la categoría de patrimonio inmaterial de la nación.

El fruto del algarrobo es una bacota de color rojizo o marrón, varía su tonalidad dependiendo de la variedad, de corteza resistente y leñosa y semillas recubiertas con una pulpa o polvo de color blancuzco o verdoso y olor característico cuyo valor nutricional es destacado.  Algunos le otorgan poderes afrodisiacos; por otra parte están comprobados sus beneficios medicinales.

 


 


Con el fruto de la algarroba se elabora una deliciosa jalea, también dulces, y otros tantos productos. 


La pulpa de su fruto tiene alto contenido de fibra rica en sustancias antioxidantes y con alta capacidad de absorción de agua. La gran cantidad de sustancias químicas que hay en las diferentes partes de esta planta la constituyen en una fuente interesante de futuras investigaciones con respecto a la obtención de conservantes naturales, compuestos con capacidad de retención de agua e ingredientes con capacidades antioxidantes, que puedan ser usados en alimentos sin que representen un riesgo potencial para la salud del consumidor.