Por: Marto López
Se pasaba horas mirando volar a las aves desde un lugar estratégico en el arrecife; respiraba profundo cuando alguna pasaba por sobre su cabeza, con tanta libertad y elegancia; como le gustaría poder volar! Era su gran sueño, imaginaba el viento pegar en su cara…
Todos los días llegaba puntual al sitio, Greco lo observaba entre burlón y extrañado, y pensaba sobre lo que pretendía aquel escuálido pecesillo.
Greco era un cangrejo adaptado a vivir entre las aguas dulces de los manglares y la salada del mar, era su ambiente.
Un día no pudo resistirse más y decidió abordarle muy discretamente para no asustarle.
- Te he estado observando día tras día pecesito y me gustaría saber que es lo que te atrae tanto. No temas, no te haré daño, soy Greco
El pecesillo le miró de soslayo, a la expectativa, pero se mantuvo en su lugar, sin intentar huir.
- Hola soy Neko, miro a las aves, me gusta verlas volar.
- Es peligroso, esas aves que ves se alimentan de peces, podrían atraparte en un abrir y cerrar de ojos.
- Lo se, me lo han advertido, por eso escogí este lugar, les resultaría difícil sorprenderme.
- Si, el sitio no está mal, tienes razon; entonces es por eso que vienes a diario?
- Me gustaría volar como ellas…
- Ja ja ja vaya si eres gracioso, acaso no sabes que los peces no vuelan, nadan
- Algunos vuelan
Dijo una vos ronca, traspasosa, a sus espaldas, los dos voltearon rápidamente y allí estaba, imponentemente desgarbada, con su desteñido plumaje que indicaba su avanzada edad.
Era Gavy Tassos, famosa gaviota habitante del arrecife.
- Gavy no te sentí llegar
Dijo Greco
- Es mi costumbre ser sigilosa, silenciosa, al momento de cazar mi comida, pero no se preocupen, no es el caso; igual yo te he estado observando pecesito, se lo que deseas.
- Oye Gavy, no pretenderas…
Dijo Greco poniéndose a la ofensiva
- Claro que no, me permiten les contaré que una vez al intentar atrapar un bello pez de un cardumen en una playa lejana calculé mal el lance, me avergüenzo, y fallé el intento y caí al agua golpeándome feo y enredandome entre unos electos marinos, me estaba ahogando cuando él llegó, era un largo, brillante y estilizado pez, pensé que me demoraría, pero no, me ayudó a liberar y me condujo hasta una roca del alcantarillado, yo no podía volar, tenía un ala fracturada; pero ese pez si, lo vi salir de prisa, saltar y planear por las corrientes de aire usando sus largas aletas. Se unió a su cardumen y desaparecieron, no pude ni darle las gracias.
- Pero que dices Gavy, no puedo creer tu historia
- A mi me suena familiar, mi padre me contaba una parecida…
Dijo Neko tímidamente.
- Los peces no pueden volar, todos lo sabemos…
- No me incluyas Greco, he visto cosas aún más increíbles que eso en mis largos viajes alrededor del mundo
- Ya comenzaste hacer alarde de tus vivencias Gavy
- Como te llamas hijo?
Preguntó Gavy de repente.
- Neko
- Neko, no se como carajos viniste a parar por aquí, no es la zona que ustedes suelen habitar, eso queda muy lejos, hacia el norte; pero veo que necesitas ayuda, me siento en la obligación moral de hacerlo; aunque debo advertirte que el tiempo lo tengo limitado, pues debo cumplir un compromiso en el archipiélago en cinco días y me toca partir.
- Usted quiere ayudarme señor gaviota?
- Así es, mañana comenzaremos, tenemos tres días para lograrlo. Mañana temprano aquí estaré, no faltes
- Aquí estaré puntual señor
Gavy se elevó majestuosa agitando sus viejas alas.
- No pretenderán creerle a ese viejo y holgazán gaviota pequeño pecesito, seguro quiere devorarte…
- No me comerá señor Greco, puedo sentirlo, lo leo en sus ojos
- De veras eres ingenuo, además no creo que puedas volar, es una locura…
- Si no lo intentas no lo lograras; yo voy a intentarlo, se que puedo, es lo que deseo
- Vaya si eres terco, en fin, aquí nos vemos mañana.
Al día siguiente, bien temprano se encontraron los tres en el mismo sitio. Gavy le dio las instrucciones a Neko de lo que harían y que le tocaba hacer mientras volaban.
- Bien, haremos varios intentos a una altura determinada, mantén la respiración y cuando te suelte en el aire usa tus aletas y planea sobre las corrientes de aire como lo haces sobre las olas.
- Si, lo haré, pero a que altura volaremos?
- Inicialmente lo haremos a baja altura, en las siguientes clases iremos aumentando la altura
- Esta bien
Greco permanecía callado, solo al momento cuando ellos se preparaban iniciar intervino.
- Gavy, has pensado en el riesgo que corre Neko? Acaso no ves a esas aves dispuestas a devorarlo a la primera oportunidad?
- Por supuesto que si, es más, ya hablé con ellos, no intervendrán
- Aaah bueno
Gavy tomó a Neko entre sus patas con mucho cuidado y levantó vuelo hacia la playa abierta.
- Mantén la respiración, cuando alcancemos las corrientes de aire te soltar
Más adelante le gritó
- Listo Neko, allí vas…
Fue solo un instante, Neko se sintió flotar e intentó agitar las alas, pero fue tan rápido todo que calló al mar fuertemente.
Greco se tomó la cabeza con sus tenazas temiendo lo peor.
- Uff que totazo se dio ese pobre pescadito, ojalá este vivo
Neko salió de inmediato a la superficie, estaba sonriente, se notaba que el golpe no lo había afectado.
Al reunirse nuevamente Neko manifestó su alegría y deseos de seguir, su instructor habló largo con él dándole instrucciones de lo que debía hacer para aprovechar las corrientes de aire; lo intentaron varias veces más y suspendieron para el día siguiente.
La siguiente mañana continuaron los ejercicios esta vez desde una altura mayor, no se notaba ningún avance significativo, solo que Neko había aprendido a caer mejor.
El tercer y último día siguieron, a mayor altura, la entrada al agua golpeaba más, Greco insistía en que suspendieron pues Neko se golpeaba muy fuerte al entrar al agua.
- Esta bien Neko, Greco tiene razón, este será el último intento, recuerda que debo partir.
Neko asintió, era justo, se preparó para el nuevo intento, estaba golpeado pero no podía demostrar debilidad en aquel momento.
- Te arrojaré desde más alto, has lo que te he indicado.
Neko estuvo de acuerdo y Gavy levantó el vuelo llevándolo entre sus patas; la brisa pegaba fuerte, al llegar a cierta altura Gavy le avisó y lo soltó, Neko al caer tensionó sus aletas y las movió con dinamismo, la brisa lo segaba, sintió que flotaba y se movía como un pájaro en el cielo, Neko estaba volando.
Greco estaba boca abierta, no lo podía creer.
- Lo hice amigos, pude hacerlo, pude volar, gracias a ustedes por ayudarme.
- Sabia que lo harías.
- ¿Por qué lo dices Gavy?
Preguntó Greco
- Es que no te das cuenta bobo, es un pez volador, lo supe apenas lo vi
- Un pez volador? Acaso existen?
- Solo míralo…
Neko volaba sobre las horas con tanta destreza que parecía un ave.
Fin
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