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jueves, 11 de junio de 2015

DEL CAMPO HACIA LA CIUDADELA NUEVA JERUSALEN

DEL CAMPO HACIA LA CIUDADELA NUEVA JERUSALEN

Por esos avatares del destino me he encontrado con una historia en un pequeño pueblo de la costa atlántica colombiana, más exactamente en la sabana sucreña; es una historia inverosímil con un marco macondiano propia de las hazañas de los “visionarios” gobernantes de nuestro país.

Baraya es el corregimiento más antiguo del Municipio de Galeras – Sucre, enclavado en los playones de Santiago y San Benito Abad, cuenta con aproximadamente ochocientos habitantes, los cuales viven básicamente de la agricultura y ganadería, además de la fabricación de escobas elaborados con varita de palma de vino.  Durante la década de los años 2000, Baraya sufrió los embates del conflicto armado y muchos de sus habitantes tuvieron que desplazarse debido a la constante presencia de la guerrilla y posteriormente de los paramilitares; en medio de los cuales se encontraba la población civil, principal víctima de una guerra absurda en donde las ideologías poco importan y solo priman intereses lóbregos. 

En esos tiempos aciagos ha Baraya le tocó poner muchos muertos; lo cual tuvo como consecuencia que la población tuviera que abandonar su terruño intentando en otro lugar encontrar la tranquilidad que le había sido robada.  Muy pronto el caserío se convirtió en una especie de “pueblo fantasma”, con calles solitarias, casas abandonadas, era una población moribunda, presa del miedo, que incluso hasta los animales parecían sonámbulos… los actores armados tenían prohibido a los habitantes transitar por los playones lo que no les permitía realizar su actividad primordial: sacar varita.

Fue gracias al Presidente Uribe Vélez cuando por fin el Estado se hizo presencia en estos olvidados lugares y se pudo erradicar la presencia subversiva; lo que permitió que con el tiempo la gente volvió a sus hogares y el pueblo pareció surgir de sus cenizas… como el ave fénix; se reconstruyeron sus viviendas, y el ánimo de sus pobladores, los cuales necesitaron más de una década para sobreponerse a las cicatrices psicológicas dejadas por un conflicto que parecía ajeno y que de la noche a la mañana golpeo a campesinos sanos, honrados y trabajadores, cuyos únicos enemigos eran las vicisitudes del clima que arruinaba sus cosechas y la falta de oportunidades para progresar.

Baraya volvió a ser ese pueblo típico de gente pujante y emprendedora, acostumbrado a la ignominia de los Gobiernos de turno; fue por eso que los barayeros celebraron tanto que en el año 2014 su calle principal fuera pavimentada por INVIAS, lo cual le cambió radicalmente la imagen de la población e inyectó en sus habitantes una nueva perspectiva, una nueva esperanza, así como incrementó las ganas hacia el progreso y el desarrollo; podríamos afirmar que Baraya sin mucha ayuda gubernamental había dado el primer paso en pro de superar las profundas secuelas dejadas por de conflicto armado.

Al recientemente esta población me ha sorprendido encontrar algunas casas solas, abandonadas… al preguntar qué le pasó a sus moradores me dijeron que se habían mudado hacia la “Ciudadela Nueva Jerusalén” construida en Galeras, pues habían sido favorecidos con viviendas de interés social por parte del Estado. Al principio me alegró la noticia, pues quien mejor que estas sufridas personas para ser beneficiarias de este programa; se trataría de unas quince familias barayeras conformadas en promedio por cinco personas, o sea, que estaríamos hablando de unas 75 personas aproximadamente que se mudarían hacia el casco urbano de Galeras.  Al charlar con varias de las personas favorecidas con el programa, me comentaban que habrían preferido que esas viviendas se las hubiesen regalado en su propio pueblo y no tener que mudarse hacia otro lugar.

El programa de vivienda Ciudadela Nueva Jerusalén, se construyó en el barrio Pueblito Español de Galeras, y consta de 300 viviendas, las cuales al ser sorteadas quedaron en manos de personas que ya poseían casas. Al preguntarnos ¿de quién es la culpa? llegamos a la conclusión que se debió a una incorrecta implementación del programa Estatal de vivienda, pues al sorteo tendrían opción porcentual los desplazados y pertenecientes a la Red Unidos de la cabecera municipal mas no de la zona rural, los cuales se inscribieron en masa; luego del sorteo nos encontramos con la lamentable situación que más del 80% de los beneficiarios de la Red Unidos tenían casas e incluso fincas, lo cual es inamisible teniendo en cuenta que existen tantas familias galeranas que carecen de una vivienda.  Un error al parecer se debió a que la Red Unidos utilizó una base de datos desactualizada de más de diez años de antigüedad que no fue depurada; al parecer estas decisiones fueron tomadas por funcionarios en la capital del país.  Personalmente consideramos que otro posible error consistió en no considerar la posibilidad de construir una parte de las viviendas en los corregimientos para que los beneficiarios recibieran la solución en sus propias poblaciones y no tener que “desplazarse” hacia el casco urbano en donde necesariamente tendrán que adaptarse a un nuevo ambiente, cambiando muchas de sus costumbres.

Ahora más de quince familias barayeras tendrán que adaptarse a una nueva vida en la Ciudadela Nueva Jerusalén en Galeras, estarán habitando mejores casas, con los servicios básicos,  pero ¿se sentirán totalmente a gusto?... tal vez si, tal vez no, pero llevarán latente consigo la tristeza de estar lejos de su tierrita querida, de sus familiares, de la parcelita que año tras año trabajaban para cultivar el pancoger, lejos de los palmares en donde a diario madrugaban a “sacar varita”, actividades de donde derivaban su sustento diario; ahora tendrán que dedicarse a otras actividades y generar mayores ingresos pues no es lo mismo vivir en el pueblito en donde todo es más barato que en la ciudad. 

 
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